Sería un desastre.
Pregúntele a cualquier trabajador industrial: “¿Cuál es la mejor manera de meter a su jefe en problemas?” La respuesta de los empleados experimentados probablemente será: “¡Haz todo exactamente como te dice tu jefe!”
Hay mucha verdad en esa respuesta. No todas las reglas cubren todas las situaciones. No todos los jefes dan las instrucciones adecuadas. Lo mismo es cierto para muchos legisladores. La belleza de esa respuesta es que si las cosas salen mal, su trasero generalmente estará cubierto. En los casos que provocan lesiones o la muerte, las cosas cambian, por supuesto, por lo que es importante ejercer un buen juicio. La excusa “Él me dijo que hiciera eso” solo llega hasta cierto punto.
El punto es que los buenos jefes y los buenos legisladores siempre deben escuchar a las personas que deben proteger. Las condiciones cambian y cuando lo hacen las reglas, las leyes y las directrices deben adaptarse a las realidades actuales.
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Las reglas deben considerarse como mapas que las personas deben seguir para lograr el objetivo deseado. Y es importante al seguir cualquier mapa tener en cuenta que el mapa no es el terreno real. Algunas veces el mapa necesita ser actualizado para reflejar las realidades actuales.