La verdadera historia del homo floresiensis
En la hermosa isla de Flores, Indonesia, un grupo de arqueólogos estaba cavando en una gran cueva cuando tropezaron con un esqueleto de ~ 3 pies de alto en la tierra. Alrededor de la cueva encontraron dispositivos y herramientas que se adaptan a un individuo tan pequeño.
La pregunta que todos estos científicos tenían en mente era: ¿es esta una especie nueva?
- Todo ser humano se convierte espontáneamente en un tarrasco (D&D). Mantienen sus recuerdos completos y personalidades y tal. ¿Lo que pasa?
- Si hubiera un botón que al presionarlo le daría 250,000 USD pero mataría a una persona al azar, ¿cuántas veces lo presionaría?
- ¿Qué pasaría si cada uno de los servidores de Google dejara de funcionar repentinamente, por poco realista que parezca?
- Hay un brote de zombis. ¿Cuál será tu atuendo perfecto?
- Si todas las nubes del mundo liberaran toda su humedad, ¿qué pasaría?
La criatura no solo era baja, sino que también tenía otras características distintivas. El espécimen tenía un cuerpo más pequeño, un cerebro más pequeño, la ausencia de un mentón y una estructura ósea significativamente diferente en la muñeca, los brazos y los hombros.
Naturalmente, esto requirió mucha más investigación. Un arqueólogo, Teuku Jacob, tomó los restos para sí mismo. Había obtenido permiso de un solo director del equipo. 3 meses después, después de algunas peleas entre sus compañeros, Jacob devolvió el espécimen, pero para horror de sus colegas, estaba severamente dañado y le faltaban partes del cuerpo. Jacob niega haber hecho algo malo, y dice que el daño ocurrió en el transporte, aunque parte del daño sugiere claramente errores al hacer y quitar los moldes.
Desde entonces, Indonesia ha bloqueado el acceso a la cueva, pero algún día podemos encontrar otro espécimen o una tribu fosilizada entera para estudiar. Pero hasta entonces, el Homo Floresiensis sigue siendo un misterio. 😉
Foto: Homo floresiensis