Me presentaron por primera vez la realidad de las maldiciones debido a la historia de un cliente sobre su abuelo. A la abuela de los clientes le habían dicho que había una maldición sobre su esposo y que debía ir a buscar a un chamán en particular para que lo ayudara. Después de un largo viaje, mientras ella se acercaba a la casa del chamán, él salió por la puerta y dijo: “Llegaste demasiado tarde. Tu esposo acaba de morir.
Esa maldición cayó generacionalmente a mi cliente y había una entidad bastante horrible en el armario de su habitación. Era similar a una de las deidades coléricas en el sistema budista tibetano. Entonces usamos esa práctica para pacificar la entidad.
La clienta trabajó mucho en sí misma durante los siguientes seis meses, aclarando todo lo que en ella resonó con esta entidad. Una vez que se aclaró, la entidad desapareció.
Quiero enfatizar que estaba trabajando en sí misma y curando a la entidad que resolvió el problema permanentemente. Usar hechizos contrarios la habría mantenido bailando con la energía de la maldición y la entidad. La curación de la entidad y de ella eliminó la maldición de su linaje. Los hechizos contrarios son en última instancia contraproducentes.
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De hecho, cambiar esa mentalidad adversaria cambia la experiencia de la vida, abriéndose a la paz y la armonía como la experiencia normal.
Esto se explica más completamente en el libro por mi esposa y yo. Hay un enlace a él en mi perfil.