¿Dónde debe trazarse la línea entre la libertad de expresión y la intimidación? ¿Cómo podemos hacer eso sin producir un efecto escalofriante en la libertad de expresión?

La libertad y la vieja opinión estadounidense sobre la libertad de expresión es muy clara. Nuestra constitución muestra la opinión que nuestro pueblo y gobierno tenían en ese momento.

A cualquiera se le permite decir lo que quiera sin consecuencias legales, siempre que no amenacen con violencia física o difamen el tema de su discurso.

Para republicanos y libertarios, esta es la línea. Creen que una sociedad con ‘leyes de discurso de odio’ (esencialmente leyes de blasfemia) no puede avanzar en el mismo sentido social que una sociedad que permite la libertad de expresión. Además, si comenzáramos a enjuiciar a personas basadas en sus creencias, comenzaríamos por un camino resbaladizo que eventualmente te recordará un viejo libro llamado 1984. ¿O la Unión Soviética? ¿O tal vez la Alemania nazi? O cualquier sociedad autoritaria y atrasada lo hará por comparación.