CONFIANZA
Tomé una clase obligatoria de ‘Presentaciones de negocios’ en la universidad de segundo año. Todos lo temían: era mucho trabajo, era estresante y extremadamente incómodo.
Mirando hacia atrás, esta ha sido la clase más útil e influyente de 4 años de escuela de negocios .
Las primeras veces que presentas, no prestas atención a nada más que a tus propios nervios. Te vuelves extremadamente consciente de tu tono de voz, velocidad, sudoración, temblores. Después de un tiempo, te das cuenta de que todos los demás están igual de nerviosos que tú.
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Lo más importante es que comienzas a notar que nunca se ve tan mal por fuera como lo sientes por dentro, especialmente para un ojo inexperto .
Después de 4 meses de presentaciones semanales, TODOS mejoraron drásticamente, incluso teniendo en cuenta que cada miembro de la clase se volvió bueno para encontrar fallas, había cada vez menos que podíamos detectar.
Una vez que superas tus propios miedos, como la memorización del discurso, es mucho más fácil generar confianza.
Todos confiamos en que estamos por encima del promedio al hablar en público, y que no importa lo nerviosos que estemos, nunca es tan malo como creemos.
Esto también me recuerda a un estudio (lo siento, no recuerdo la fuente), donde los oradores / presentadores clasificaron su propia actuación en una escala de 1 a 10, al igual que el público. Los observadores calificaron mejor al orador CADA VEZ – nunca es tan malo como crees que es.