Dos caminos. Primero, en este contexto, “me gusta” no funciona como un verbo. Es una preposición, parte de la frase preposicional “como una caja de chocolate”. Se puede decir que al sustituir otras preposiciones en su lugar: “La vida es por una caja de chocolates”, “La vida es por una caja de chocolates” y “La vida está dentro de una caja de chocolates”, todo tiene un sentido gramatical perfecto, aunque algunos de ellos tendrían que estar en contextos bastante extraños para ser significativos. (La palabra “me gusta” puede adoptar numerosas partes del discurso, según el contexto).
Sin embargo, en un sentido más amplio, ¡muchas oraciones contienen más de un verbo! La oración podría consistir en dos cláusulas independientes unidas por una conjunción de coordinación: “La vida es como una caja de bombones, y yo disfruto los bombones”. O podría tener una estructura de verbo compuesto, en el que un solo sujeto realiza múltiples acciones: “Me gustan los chocolates y odio las berenjenas”. Puede contener un paréntesis: “Bobby (que odiaba la berenjena) amaba el chocolate”. O podría usar dos puntos o punto y coma para separar las cláusulas: “La vida es como una caja de bombones: nunca se sabe lo que se va a obtener”.