¿Qué pasaría si las corrientes oceánicas cambiaran de dirección?

Una mejor pregunta sería, ¿qué tendría que pasar para que las corrientes oceánicas cambien de dirección? ¡La respuesta más rápida es que la Tierra tendría que estar girando en la dirección opuesta! Hay otras posibilidades, por supuesto, pero harías bien en entender por qué las direcciones actuales de las corrientes superficiales en los océanos son lo que son. La imagen básica es que el aire cálido se eleva en el ecuador y finalmente se hunde en latitudes medias. Donde baja a la tierra, tiene un impulso excesivo hacia el este, heredado de su origen ecuatorial. Por esta razón, vemos vientos hacia el este (conocidos como “vientos del oeste predominantes” porque soplan desde el oeste) en latitudes medias. Estos conducen las corrientes oceánicas hacia el este en latitudes de alrededor de 40 grados en ambos hemisferios. ¿De dónde puede venir el agua, dado que las principales cuencas oceánicas están limitadas por continentes al este y al oeste? El agua que fluye hacia el este proviene principalmente de las corrientes hacia los polos en los lados occidentales de esas cuencas (Corriente del Golfo, Kuroshio, corriente de Brasil), y devuelve ese agua a su origen tropical a través de las corrientes hacia el ecuador en los lados orientales de las cuencas principales. El agua que fluye hacia el este en las latitudes alrededor de 40 también puede ser alimentada por flujos ecuatorianos más pequeños desde las latitudes más altas (corriente de Malvinas) o puede conducir flujos pequeños hacia los polos donde choca con un continente (corriente de Alaska). Por supuesto, esta imagen está muy simplificada. Se escriben libros enteros sobre este tema. Soy aficionado a un volumen clásico de 1968, “Ocean Currents” de Gerard Neumann.