A diferencia de los cristianos, que tienen a Jesús como intercesor, los musulmanes abordan el pecado de una manera muy diferente. En el Islam, las personas son vistas como nacidas sin pecado.
Esto quiere decir que son santos y puros y, a medida que se desarrollan y experimentan la vida, es cuando se presenta la oportunidad de cometer errores.
Mientras que los cristianos abrazan la noción de que el pecado original de Adán se transmitió a las generaciones futuras, en el Islam, el primer pecado de la humanidad no fue contagioso. Patheos tiene más:
El Islam no enseña que los humanos necesiten intercesión, aunque algunas tradiciones han permitido que Mahoma interceda con Dios en nombre de la humanidad.
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Nadie puede conocer a Dios, pero al mismo tiempo, nadie se interpone entre el musulmán individual y Dios. Si las personas descubren que han pecado, pueden disculparse sinceramente y, a través del remordimiento, recibir perdón.
La pizarra está limpia y pueden comenzar de nuevo. Es probable que esto suceda muchas veces en la vida, porque los humanos no son perfectos. Pero en el último día [del juicio], no hay excusas.
Dios ha enviado a muchos profetas para recordarles a los humanos su deber y despertarlos cuando se olvidan de su dependencia de Dios. Como resultado, el castigo en el último día es justo. Adán fue el primer profeta y no tuvo pecados llamados pecado original como creen los cristianos
Entonces, las diferencias más radicales entre las religiones cristiana e islámica es el método a través del cual se logra la salvación y el hecho obvio de que Jesús, en el texto y la teología islámicos, es simplemente un profeta y no el hijo de Dios.