Si bien los cristianos pueden involucrarse políticamente e influir en las leyes para hacer que un país o una ciudad sean más morales y no contra la fe, los cristianos no pueden cambiar el mundo al forzar sus creencias sobre los demás, ya que la base de la fe en Cristo para la salvación eterna es que las personas usan su libre albedrío para aceptar el sacrificio de Cristo. Entonces, para obtener la paz mundial, la única manera sería predicar el mensaje del evangelio y orar para que todos acepten a Cristo como Salvador.
El único lugar donde he visto esto en acción es una entrevista con un judío mesiánico y un converso islámico a Cristo. Todo el diálogo fue muy diferente. Ambos fueron indulgentes, llenos de misericordia y deseosos de la verdadera paz del Espíritu Santo. Ninguna ideología o “religión” tiene ninguna esperanza de alcanzar la verdadera paz, solo una relación con el VIVO Espíritu Santo de Cristo.