Sopesaría las circunstancias y cuestionaría la lógica de saltar del precipicio.
En milisegundos, me preguntaría:
- ¿Hay algo innegablemente peligroso persiguiéndonos por el precipicio? ¿Un tigre dientes de sable, por ejemplo?
- Si no lo hay, entonces, por supuesto, no veo el punto de saltar del precipicio.
- Pero si hay un tigre así, o algo más igual de ominoso, ¿hay una hermosa laguna de agua en el fondo del acantilado para atrapar mi caída?
- Si no hay tal laguna abajo, ¿alguna vez escuchaste la frase “saltando de la sartén al fuego?” ¡Evitaría ese borde del acantilado con cada onza de poder en mi vida!
- Encontraría otra solución, como tal vez engañar al tigre dientes de sable para que saltara sobre mí, agachándose en el último momento y mirando a la maldita bestia caer por el acantilado en mi lugar. Ingenioso, ja? 🙂
- Al menos así es como un maldito escritor de ficción manejaría la situación, y yo, según se dice, es bastante bueno. 🙂
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- Si una mujer que tenía 9 meses de embarazo entrara a la arena de los Juegos del Hambre y diera a luz en la arena, ¿qué haría el Capitolio?
- Si tuviera que elegir entre internet y familia, ¿qué elegiría?
- Si tu peor enemigo necesitara un riñón y tú estuvieras a la altura, ¿se lo darías, marcaría la diferencia si tuvieran niños pequeños que dependieran de ellos para su apoyo?
- Si fueras conductor de un autobús escolar y viniera un hombre armado para lastimar o secuestrar a los niños, ¿darías tu propia vida si eso significara matar al hombre armado para salvar a los niños?
- Si una persona le quita $ 1 millón ilegalmente y la policía lo atrapa sin dinero, ¿le devolverá su dinero?