Se vuelven conscientes de las cosas que han dicho y hecho y los efectos causales.
Se vuelven conscientes de los síntomas que han visto en las respuestas de las personas en las sutilezas de los matices en los patrones de voz y la comunicación no verbal como el lenguaje corporal.
La mente subconsciente y consciente se ‘integra’ y, en este momento, la persona de repente se da cuenta de los comportamientos que ya se han exhibido.
El consciente busca simetría y expectativa y la realidad que se observa se filtra a través de la proyección para que solo veamos lo que queremos ver, no vemos la realidad hasta que se quite este velo.
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En el momento en que alguien reconoce que las personas están hablando a sus espaldas sobre ellos, la realidad ha vuelto a su hogar.
Algunas excepciones a esto son que toda conciencia es una forma de energía que viaja. En algunos puntos es nuestra existencia, nos sintonizamos para recibir y enviar estas señales de conciencia. Cada vez que los sentimos, debemos hacer la conexión.