Si los humanos no tuvieran pulgares oponibles, ¿cómo habría afectado eso a la evolución del lenguaje?

Nunca hubiéramos llegado al punto del lenguaje. Los pulgares nos dieron, y a nuestros ancestros primates, una destreza que requería un cerebro más grande. Esas vías se desarrollaron y en algunos simios llevaron al uso de herramientas. Las herramientas permitieron la eficiencia en la caza y la recolección, y eventualmente la capacidad de hacer fuego y cocinar alimentos. La comida cocinada ayudó a que nuestros cerebros crecieran y reunió a las tribus para las comidas. La naturaleza social de cocinar y almacenar alimentos y la naturaleza social de la caza nos empujaron a desarrollar una comunicación más compleja, y el aumento de calorías y proteínas disponibles a través de la cocción de carne permitió a nuestros cerebros la energía a su vez. Entonces, cuando nos esforzamos por comunicarnos mejor, alimentamos nuestros cerebros con los frutos de nuestro trabajo de construcción de herramientas, lo que nunca hubiera sido posible sin los pulgares.