Encuentra que ser acariciada es un poco estimulante ahora mismo; no te está “rechazando”, solo está hablando un poco. Lo revisé con Ski-Ki, un gatito que alguien dejó caer en mi propiedad. Nos llevó unos meses, pero lo superamos de la siguiente manera:
- En el momento en que comenzó a agarrar o morder, dejé que mi mano se aflojara y se congeló. Poco tiempo después se “congeló”. En ese momento, saqué mi mano y desvié su atención.
- Hablé suavemente y con calma, y le daba parpadeos “lentos”, luego lo acariciaba suavemente por cortos períodos de tiempo. En el momento en que comenzó a estremecerse o reaccionar, me detendría.
- Después de aprox. 3 meses Al adoptar este enfoque, noté que estaba tolerando sesiones de abrazo más largas y me permitió usar más presión y variedad en la técnica de caricias.
- Ahora tiene 3 años, y casi cualquier persona puede acariciarlo sin que lo muerda, lo raspe o lo chupe.